
San Isidro, nombre que lleva nuestro municipio, fue un humilde labrador que vivió en España en los siglos 11 y 12 al que se le acreditan múltiples milagros que llevaron a la iglesia católica a canonizarlo.
Nació en 1080 en Madrid, cuando la capital española aún pertenecía a la Taifa de Toledo, una de las divisiones de la España dominada por los musulmanes.
Isidro se trasladó a la provincia de Guadalajara, al norte de la capital. Allí conoció a María Toribia (Santa María de la Cabeza) con quien se casó y tuvo un hijo, Illán, también santo.
Isidro trabajó las tierras otorgadas por el Rey Alfonso VI a Juan de Vargas. Tras muchos años dedicado a las labores del campo, regresó a la capital española para morir en su localidad natal en 1172.
El Papa Paulo V beatificó a San Isidro en 1619 y decretó que la fecha de su festividad fuera el 15 de mayo. En 1622 fue canonizado por Gregorio XV.
Isidro Labrador es uno de los santos a los que más milagros se le atribuyen, 438, ya sean póstumos o no. Hay tres que sobresalen:
Milagro del Pozo: mientras Isidro labrara la tierra, su mujer lo alertó a los gritos que el hijo de ambos se había caído al pozo de agua y se estaba ahogando. La pareja empezó a rezar para que Dios salvara al niño. En ese momento, las aguas comenzaron a subir hasta que el pequeño salió ileso.
Milagro de los bueyes: Isidro fue acusado de no trabajar lo que debía por irse a rezar. Un día el dueño de las tierras que araba, Juan de Vargas, quiso espiarlo para pescarlo in fraganti. Y en cambio dijo haber visto cómo dos ángeles y dos bueyes araban la tierra mientras Isidro rezaba.
Milagro de las aguas y los manantiales: otro testimonio que dijo De Vargas haber acreditado. Le pidió agua a Isidro, al ver que ya no tenía líquido en su recipiente, tomó su bastón, golpeó el suelo y dijo la frase «cuando Dios quería, agua aquí había». En ese instante comenzó a brotar agua del suelo.
El Municipio lleva el nombre de San Isidro porque en 1706 Domingo de Acassuso, un soldado español luego convertido en comerciante, decidió construir una iglesia bajo la advocación de San Isidro Labrador (el santo de su pueblo) donde hoy está la actual Catedral.
Alrededor de ese templo se fue desarrollando un pueblo que hoy es el actual San Isidro.